Joya del eclecticismo

La historia del edificio que hoy en día acoge la sede del Distrito de Sants-Montjuïc se remonta a mediados del siglo XIX, cuando los vecinos de Hostafrancs, que ya formaban parte de la ciudad de Barcelona, reclamaron al Consistorio un edificio municipal donde poder llevar a cabo los trámites administrativos sin tener que ir a la plaza de Sant Jaume. De esta manera, se inauguró la Tenencia de Alcaldía de Hostafrancs, una sede que enseguida se tuvo que ampliar con la construcción, en 1885, del edificio que todavía se conserva, a cargo del arquitecto modernista Jaume Gustà i Bondia. La anexión en 1897 de la antigua villa de Sants a la ciudad de Barcelona significó que el edificio de la Tenencia de Alcaldía pasaría a serlo de todo el nuevo distrito, y no tardó en requerir una nueva ampliación. Las obras se reanudaron entre los años 1908 y 1915, a cargo de Ubaldo Iranzo i Eiras, y fue en aquella época cuando se incorporaron los vitrales novecentistas de la Sala de Plenos.

La Sala de Plenos

Con una fachada decorada profusamente, mayoritariamente con elementos florales, el edificio destaca sobre todo por su interior. El estilo modernista de la Sala de Plenos, con suelo de mosaico, capiteles escultóricos con figuras femeninas, vigas de hierro y el techo decorado con esgrafiados florales, contrasta con los grandes vitrales novecentistas que inundan el espacio de colores. Elaborados en 1914 por Francesc Labarta i Plana, muestran escenas cotidianas que remiten a la industria, el comercio y la agricultura, las actividades habituales de los vecinos del distrito en aquella época.