Una ciudad con personalidad
Barcelona es una ciudad creativa, abierta y vibrante, con una intensa vida cultural, política, empresarial y comercial. Es una gran metrópoli donde se pueden oír hablar todas las lenguas imaginables y, al mismo tiempo, es también una ciudad que invita a conocer su cultura y las tradiciones catalanas.
La capital catalana
Barcelona es la capital de Cataluña, una nación con una larga historia, que ejerce su autogobierno como comunidad autónoma dentro del Estado español: situada en la costa noreste de la península Ibérica, abierta al mar Mediterráneo, hace frontera con Andorra y Francia por el norte. Cataluña también tiene una lengua propia, el catalán, que evolucionó del latín, como el castellano, el francés, el italiano o el portugués. El catalán es oficial junto con el castellano, y se utiliza con normalidad en todos los ámbitos. Además, la mayoría de la gente que trabaja en el sector del comercio internacional y en las principales zonas turísticas del país domina el inglés y otros idiomas. Desde siempre, Barcelona ha atraído a personas de todas partes, y eso la hace todavía más poliglota y especial. Son las personas que viven en ella, con origen y culturas diversos, las que han hecho una ciudad cosmopolita, diversa e intercultural.
La plaza de Sant Jaume concentra la vida política de la ciudad y de la nación catalana. Allí se encuentran los edificios del Ayuntamiento de Barcelona y del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, los dos en activo desde la época medieval. El edificio del Ayuntamiento alberga el Saló de Cent, que fundó en la Edad Media el rey Jaime I el Conquistador. Y desde el Palau de la Generalitat de Catalunya, del siglo XIV, han gobernado la mayoría de los 127 presidentes que ha tenido Cataluña. La ciudad también es sede del Parlamento de Cataluña, el órgano legislativo propio de Cataluña, ubicado desde 1980 en un edificio del parque de la Ciutadella.
Motor económico de una región próspera
En torno a la capital catalana se ha desarrollado una de las mayores áreas metropolitanas de Europa, que ha consolidado Barcelona como un destacado núcleo empresarial, tecnológico e industrial, y un importante motor económico. De hecho, la ciudad se ha distinguido siempre por su intensa actividad empresarial y comercial y ha sabido renovarse y adaptarse a los nuevos tiempos: Barcelona se ha convertido en un polo de atracción del talento más internacional hasta el punto de que se ha configurado como un centro europeo con respecto a la creación de empresas, especialmente en sectores punteros, como las tecnologías de la información y la comunicación, la biotecnología, la sostenibilidad, el diseño o la aeronáutica. La ciudad acoge algunas de las ferias internacionales más importantes del mundo, como el Mobile World Congress o la Barcelona Meeting Point. La innovación es otro de sus rasgos distintivos: es la primera smart city del Estado y la cuarta de Europa. Es una de las ciudades con la calidad de vida más alta de todo el mundo y la esperanza de vida de sus habitantes se sitúa entre las más altas de Europa.
Ciudad mediterránea
Para conocer la Barcelona más arraigada, hay que disfrutarla un día que haya alguna fiesta importante, como por La Mercè, que es la fiesta mayor de la ciudad y se celebra en torno al 24 de setiembre; o por el Once de Setiembre, Diada Nacional de Cataluña, un día festivo y reivindicativo en que miles de catalanes salen a la calle; o por Sant Jordi, patrón de Cataluña, el 23 de abril, cuando se celebra el Día del Libro y la Rosa. También hay que dejarse seducir por los actos de cultura popular: los castellers, las torres humanas que se forman al son de la gralla y por las que trepa un niño, el enxaneta, que levanta el brazo cuando llega arriba del todo y corona el castell; los gigantes y los cabezudos, figuras de herencia medieval que bailan al ritmo de la música tradicional; las bestias de fuego y los correfocs, que llenan de chispas las calles a su paso; los bailes como la sardana, que hermanan a todo el mundo en un corro por calles y plazas... Toda una herencia de tradiciones que convierten la ciudad en un espectáculo.
Es bien sabido que la emoción da apetito, y en Barcelona no hay que mirar el reloj. Aunque es verdad que los catalanes hacen las comidas más tarde que la mayoría de los europeos, siempre hay establecimientos abiertos en la ciudad: desde bares sencillos donde tomar un bocadillo (untado con tomate, sal y aceite, como es costumbre) hasta restaurantes que aparecen referenciados en las mejores guías gastronómicas.
En general, los horarios de Barcelona son muy amplios: las tiendas nunca cierran antes de las 20.00 horas (y muchas permanecen abiertas hasta más tarde). Y cuando los comercios bajan las persianas, se activa la vida nocturna de la ciudad, durante la que se puede disfrutar de una intensa agenda cultural que abarca todo tipo de espectáculos de teatro, danza o música en directo. Entre la primavera y el otoño, la noche es también el momento preferido de los barceloneses para encontrarse con los amigos en alguna de las muchas terrazas que hay en la ciudad. Los catalanes tienen fama de trabajadores —y lo son—, pero eso no quiere decir que no les guste la fiesta. En Barcelona, la noche es larga...